El 7 de julio de 1879 el Zar Alejandro II de Rusia aprobó la propuesta de sus generales de construir una fortaleza en Kaunas. La escala de este proyecto de ingeniera militar era enorme: toda la ciudad de Kaunas se convertiría en una fortaleza.

La fortaleza contaba con más de 750 construcciones: baterías militares, puestos de observación, barracones, edificios militares, etc. Apenas 250 han sobrevivido hasta hoy. Estas son las ruinas
de conflictos, sueños y pesadillas hechas de hormigón armado. El proyecto Novena es un viaje transformado en un ritual debvisibilización del trauma de un paisaje abandonado donde cada
uno de los nueve fuertes fue sistemáticamente fotografiado.

La ambivalencia de la fortaleza es latente. Es un lugar de protección, un refugio, pero también un espacio donde el miedo y el terror son soberanos. Aunque la fortaleza prometía seguridad a los ciudadanos de Kaunas, se terminó convirtiendo en un signo de crueldad de las dictaduras que asolaron Europa. Varios de sus fuertes se convirtieron en campos de  interrogatorios y ejecución de nazis y soviéticos, siendo especialmente sangriento IX Fuerte donde más de 30.000 personas fueron asesinadas. La fortaleza emana violencia, pero al mismo tiempo para completar su función defensiva necesita pasar desapercibida. Hoy los bunkers permanecen escondidos y engullidos por la  naturaleza.

Un lugar traumático que, como explica Cathy Caruth, produce una “doble herida”, una “oscilación entre la crisis de la muerte y su correlativa crisis de la vida: entre el relato de la naturaleza  insoportable de un acontecimiento y el relato de la naturaleza insoportable de su supervivencia”.